El Verdadero Hogar

Hace algunos días me vi en la necesidad de buscar otro hogar, otra casa, un nuevo lugar donde vivir, estar y donde pueda desarrollarme plenamente. Todo este movimiento generó una sensación de no pertenencia, de perdida de hogar, de casa y una sensación de espacio vació, generando sentimientos de tristeza, confusión y desamparo movidos por la nueva situación.

Como siempre, trato de encontrar el aprendizaje de todo aquello que experimento en mi vida y me hizo plantearme cual es el verdadero significado del HOGAR/LA CASA.

¿Qué significa el hogar, la casa? ¿Cuál es mi casa? ¿Dónde está mi hogar? Cuando me planteaba estas cuestiones me venían recuerdos de la infancia en mi casa, con mi familia, mis hermanos y todo aquello que me rodeaba cuando era niña. Esto me hizo darme cuenta que es muy fácil relacionar el hogar o la casa con los apegos materiales y emocionales, tales
como la familia o el lugar.

Y es que, ¿Cual es realmente el verdadero hogar? ¿Es realmente ese lugar donde me crie? ¿Es la familia con la que crecí? ¿Quizás la familia que formé? ¿o la casa que construí? Es muy fácil caer en relacionar nuestro hogar con nuestra casa, familia, pareja o incluso nuestro trabajo

¿Qué sucedería si aquello a lo que llamamos hogar desaparece? Todos en algún momento de la vidas nos hemos visto en situaciones en las que hemos tenido que despedirnos de ese lugar al que llamábamos hogar/casa, algunos han tenido que vender esa casa familiar llena de recuerdos y experiencias o quizás, nos hemos tenido que despedir de una persona amada que nos vinculaba con nuestra casa.

Analizando todo esto, llego a la conclusión de que el apego a ese lugar físico, a esa persona o a esa situación impediría nuestra felicidad y… ¿realmente nuestra felicidad depende de un lugar, de una persona o una situación?

¿realmente nuestra familia está asociada a un lugar? ¿realmente no seríamos felices sin ese lugar, sin esa persona, sin esa situación?

Cuando dependemos de un lugar, de una persona o de unas circunstancias adecuadas para ser felices estamos hipotecando nuestra felicidad, estamos cediendo nuestro poder de ser felices en nuestra vida por los recuerdos del pasado vividos en esos lugares o con esas personas, estamos condicionando nuestra felicidad a expensas de las circunstancias futuras inexistentes en este momento presente.

Cuando hipoteco mi felicidad por los recuerdos vividos en el pasado, envío el mensaje al Universo de que cualquier tiempo pasado siempre fue mejor, por lo que siempre viviré en la constante añoranza del pasado porque éste siempre será mejor que mi momento presente, incapacitándome para ser feliz en este instante.

Cuando hipoteco mi felicidad por el sueño del futuro, esperando constantemente las circunstancias adecuadas para ser feliz, envío el mensaje al Universo de que mi felicidad está en mi futuro y no en mi momento presente, atrayendo para mí esa constante insatisfacción e infelicidad porque mi felicidad es inexistente en este momento y con las circunstancias presentes, porque creo y proyecto que mi felicidad está siempre en el futuro.

Cuando devuelvo el poder de mi felicidad al momento presente, siembro un presente lleno de amor, alegría, armonía y de todas las cosas buenas que valoro de la vida, con ello asiento las bases de mi futuro para que este sea igualmente feliz.

Y es que, ¿Cual es realmente el verdadero hogar? El verdadero hogar, es aquel que cuando uno lo encuentra siente la calma, la paz, la tranquilidad, el equilibrio y el deseo de vivir en ese espacio toda la vida, sabiendo que ese espacio no está asociado a un lugar determinado.

El verdadero hogar, es un lugar sagrado donde nadie puede entrar a perturbarte porque nosotros somos los únicos Reyes y Reinas de nuestro hogar, nadie puede decirte qué debes hacer en tu casa y nadie puede dirigirte o controlarte pues nosotros somos los únicos directores de nuestro hogar.

En el verdadero hogar, no hay espacio para las visitas que tratan de imponer su verdad y dirigir lo que debe habitar en nuestra casa. En el verdadero hogar, si dejamos entrar a las visitas que nos ayudan a crecer y a descubrir los rincones más hermosos de nuestra casa, respetando nuestra libertad y nuestra esencia más sagrada.

En el verdadero hogar, no tenemos miedo de la perdida pues nadie puede desahuciarnos de nuestra casa En el verdadero hogar, apenas existen los muebles ni los adornos pues lo único que existe en nuestra casa es la esencia más pura de nuestra persona y esta no necesita adornos ni aderezo.

Cuando estamos dentro de nuestro hogar, no tenemos miedo del exterior, no tenemos miedo de los vientos, ni los huracanes, ni tan si quiera de los terremotos pues cuando habitamos dentro de nuestro hogar tenemos la seguridad de que aunque lo de fuera esté alborotado y sumido en el caos, nosotros estamos en nuestra casa, nuestro templo, nuestro hogar y en nuestra casa solo hay paz, calma, seguridad, equilibrio, armonía, amor,… cuando estamos dentro de nuestro verdadero hogar no hay temor por lo de fuera pues mi hogar es mucho mas fuerte que cualquier tormenta externa.

Para alcanzar esta seguridad es preciso que nuestra casa tenga cimientos sólidos y estos no se construyen con hormigón y acero, estos son nuestros valores más profundos, nuestras creencias y nuestra esencia más pura e imperturbable.

El verdadero hogar, no es un lugar físico, ni una casa, ni una persona, ni unas circunstancias, nada de esto asegura mi hogar El verdadero hogar habita en nuestro interior, en nuestro corazón y cuando este está en calma, equilibrio y armonía no hay nada externo que pueda derrumbarnos.

El verdadero hogar es ese lugar donde puedo ser yo misma, donde me siento respetada, amada, cuidada, protegida, guiada, acompañada… y para cuidar mi hogar debo mirar en mi interior y sanar todas aquellas cosas que impidan sentir la plenitud dentro de mí.

Mi hogar, no tiene apegos a lo material y da igual que tan lejos esté ni la distancia pues allá donde esté yo, allá donde lleve mi corazón, siempre estará mi casa y este nuevo hogar se llama Akashia.



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